Una de las recientes revisiones disponibles al momento, nos relata sobre el conocimiento más actual respecto de los problemas del olfato y del gusto tras la infección por la COVID-19.
En la edición de febrero 2021 de la prestigiosa revista European Archives of Oto-Rhino-Laryngology disponemos de la más reciente revisión al respecto. Tratándose de un artículo de revisión acerca de la más reciente evidencia médica disponible al respecto, es un documento de valoración obligatoria.
Definiciones
Anosmia: Pérdida completa del olfato
Hiposmia: Pérdida parcial del olfato
Disgeusia: Alteración de la sensación del gusto, de la percepción de los sabores.
Antecedentes
Como conocemos, a fines del 2019 en China, fue descubierto el coronavirus SARsCoV-2 causante de la enfermedad conocida como COVID-19. La enfermedad cursa usualmente con síntomas respiratorios (tos seca, dificultad para la respiración, fiebre, malestar general, dolor de articulaciones) que pueden ir desde leves a formas más severas.
El virus SARsCoV-2 se une a los receptores celulares de la enzima convertidora de angiotensina. Estos receptores han sido localizados en las células epiteliales alveolares (pulmones), en la mucosa (la superficie de) de la boca, en los intestinos, riñones, corazón, cerebro.
Causas de las alteraciones del olfato y del gusto
El origen y evolución de las alteraciones del olfato y del gusto con la infección por el coronavirus SARsCoV-2 siguen sin conocerse hasta el momento (febrero 2021), sin embargo, se cree que las alteraciones del olfato pueden deberse a daños en el sistema nervioso central o en el epitelio olfatorio en la cavidad nasal.
El epitelio olfatorio en la nariz se encuentra en la porción más superior de las fosas nasales, en el sitio indicado en el gráfico anexo. Es a este nivel donde las partículas odoríferas deben llegar para que podamos percibir los olores. Este proceso, puede verse alterado no solamente por el daño producido por el virus, sino también por factores anatómicos (la forma del tabique nasal por ejemplo), tumorales (lo pólipos nasales por ejemplo), entre otros.
Rutas de infección
La COVID-19 puede causar daños al nervio olfatorio y al nervio trigémino causando alteraciones en el olfato y en el gusto. De hecho, a través de éstos nervios puede el coronavirus alcanzar el sistema nervioso central.
Conclusiones
Las alteraciones en el olfato luego de una infección por el coronavirus SARsCoV-2 podrían ser permanentes y ameritan una cuidadosa evaluación. El SARsCoV-2 ha sido aislado incluso en el líquido cefalorraquídeo lo cual indica que es capaz de invadir el sistema nervioso central.
En la revisión de la literatura médica muchos países han reportado el curso de la COVID-19 con alteraciones en el gusto y el olfato, ocupando el primer lugar en frecuencia la pérdida completa del olfato, seguida por la pérdida parcial y las alteraciones en el sentido del gusto.
En el Centro de Diagnóstico Médico de Otorrinolaringología del Dr. Danilo, en el Distrito Metropolitano de Quito - Ecuador, estaremos gustosos de asistirte con cualquiera de tus problemas del gusto y el olfato agendando tu cita al WhatsApp 0998131277.
Dr. Danilo Mantilla
Especialista en Otorrinolaringología General y Pediátrica
Experto en Medicina Basada en Evidencias e Investigación
Cirujano endoscópico de la nariz y senos paranasales.
Microcirugía laríngea y de cuerdas vocales
Cirujano de Oídos, Nariz y Garganta (Laringo-faringe)
Miembro Activo de la "American Academy of Otolaryngology Head and Neck Surgery"
Centro de Especialidades Médicas | Centro DM ORL | Centro de Diagnóstico Médico de Otorrinolaringología | Clínica del Acúfeno | Clínica del Vértigo | Clínica de Meniere
Distrito Metropolitano de Quito - Ecuador
También podría interesarte:COVID-19 | Falsos negativos en las pruebas
Suscríbete
Mantente al día con las últimas novedades en la Otorrinolaringología
Consulta
Copyright © 2024. Todos los derechos son reservados. La presente guía clínica está concebida como un instrumento de ayuda en la consulta de atención primaria. Se ha procurado que todas sus aseveraciones estén basadas en la evidencia científica más firme, pero su aplicación nunca debe sustituir al juicio clínico del facultativo y la valoración individual de cada paciente.
